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DEMONIOS

En ocasiones (y no son pocas) percibo la presencia de monstruos detrás de mí. Me susurran y me atormentan con sus ideas. No sé qué intenciones tienen. No sé si pretenden dominarme o volverme loco. No sé si simplemente quieren que sea tal y como soy. Sin tapujos. Sin pensar si es esto o lo otro lo que debería hacer, en vez de actuar haciendo lo que quiero hacer siguiendo mis más puros deseos. Realmente no sé si estos monstruos son mis enemigos o mis amigos. Ni si quiera sé si realmente debo considerarlos monstruos. Solo sé que de vez en cuando alguno de ellos acaba haciéndose demasiado grande como para poder continuar ignorándolo. Su fuerza es tal que hace de su idea, la mía. Una idea que empiezo a valorar. Una idea que quiero realizar. Unas ganas de actuar que no creía que hubiese en mí. Esta idea se impone a las barreras de mi mente y actúo. Actúo libremente, sin pensar. Inevitablemente, llegan las consecuencias y me pregunto si he obrado bien. ¿Por qué me limito establecie

PERSONAS

Hace relativamente poco tiempo di con la clave por la cual ciertas personas me transmiten una extraña sensación de tranquilidad. Siento un aura especial que les hacen diferentes ante mis ojos. Son personas que me crean una curiosidad, unas ganas de conocer el aspecto más íntimo y profundo de sus vidas a pesar de que en apariencia puedan resultar aburridos y anodinos para la mayoría de las personas.  La característica principal que tienen estas personas es un conformismo sano. Una felicidad con aquello que han logrado. Puede que a los ojos de los demás (entre los que me incluyo) parezca que ese puesto de trabajo, ese estilo de vida o esa forma de ser no tengan nada de extraordinario, pero he ahí que se les ve felices y completos (por lo menos en apariencia y desde lo poco que les conozco). Son personas que no visten siguiendo las modas actuales, no se esfuerzan por tener cuerpos esculturales según los cánones actuales, etc. En definitiva, van a su “bola”. Son felices y no ti

CONCURSOS Y MICRORRELATOS

Cuando a uno le gusta escribir es inevitable terminar fijándose en la gran variedad de concursos de escritura que hay en Internet. Microrrelatos, poesías, novelas, ensayos… Hay todo un mundo de premios, publicaciones y gente a la que conocer. Todo para obtener cierto reconocimiento. Para sentir cómo otros compañeros de afición (o más que afición, profesión) me valoran. Unas buenas palabras provenientes de algún escritor semiprofesional alimentarán esas ganas por escribir que llevo dentro. Soñar que tal vez, algún día muy muy lejano, quizás pudiese dedicarme por completo a la escritura y ser reconocido como un auténtico escritor de renombre. Cierto renombre al menos.  Como no iba ser menos, llevo participando en este tipo de concursos algunos años. A veces con más acierto, otras con menos. Pequeñas menciones, alguna publicación… Nunca he llegado a la primera posición de un concurso. Sin embargo,   aun así, hay algunos detalles que me hacen sonreír. Como el hecho de imaginarme a

SUEÑOS

En los sueños puedes tener todo tipo de placeres. Olvidar todas tus preocupaciones. Un mundo en el que todo lo que deseas puede hacerse realidad.Tanto es así, que muchas veces preferiría quedarme para siempre en ese lugar en el que, de forma inconsciente, los deseos más profundos se van materializando. A pesar de tener obligaciones y cosas que hacer, una fuerza superior me impele suavemente a seguir imaginando, a seguir soñando. ¿Por qué salir de ese lugar mágico si puedo estar aunque sea un poco más?  Hace años sufrí desorden del sueño. Por las noches apenas dormía, pero tampoco es que me dedicara a hacer mis cosas. Sin embargo, durante el día, fuese donde fuese, buscaba un momento, una pequeña excusa para echar una cabezada. Da igual con quien estuviese o lo que me traía entre manos, había que dormir e imaginar la fantasía que por aquel entonces me obsesionase. Para mí se convirtió en algo natural evitar la incomodidad de estar despierto si podía adormecerme a voluntad