Carta de despedida (desamor)

Te escribo ahora que me resulta más fácil. Ahora que no estás mirándome a los ojos. Esto es una despedida más acorde a lo que una vez sentí por ti, algo más que ese simple adiós. Sé que probablemente ni si quiera llegues a leer esto alguna vez pero siento que debo poner el punto y final de alguna forma. Yo te quise y tú me quisiste. No creo que las cosas hubiesen podido ser de otro modo. Ardimos juntos y nos consumimos. Los años que pasamos juntos fueron increíbles. Sin embargo, dejamos que los problemas fuesen minando lo que sentíamos el uno por el otro. Me pediste que luchase por ti pero no puedo luchar por algo que ya no siento.

Creo que de algún modo yo sabía que todo terminaría así pero maldita sea, eres tan hermosa... Tal vez fuese esa idea que tenía dentro de mi cabeza la que fue creciendo del mismo modo que una planta en primavera. Al principio ese pensamiento no era más que una pequeña semilla en el fondo de mi mente enterrada bajo bonitos pensamientos. Con el tiempo esa semilla fue convirtiéndose en una sombra más y más grande. Las ramas se hicieron tan grandes que la sombra llegó hasta ti. Tú misma lo podías ver en mis ojos. Notabas cómo me iba alejando. Y me evitabas cuando me notabas extraño. Las mismas discusiones una y otra vez hacían que poco a poco ya no te necesitase. Y tú lo sabías. Tu inseguridad aumentaba y eso hacía que yo me distanciase aún más. Conozco los problemas que has sufrido en el pasado y los que, por desgracia, te van a acompañar siempre. Intenté ayudarte lo mejor que sabía, bien lo sabes. Di lo mejor de mí para no parecer un fracasado. Y es que quererte duele.  Pero son problemas que yo no sé manejar. Fueron agotándome poco a poco. Mis sentimientos por ti ya no eran tan fuertes y al final tuve que tomar una decisión. Seguramente pienses que he sido un cobarde y  un egoísta al tomar esta determinación. Si es así te pido perdón, pero en el fondo sabías que nuestros caminos se separarían tarde o temprano. A pesar de la venda que nos pusimos en los ojos, sabíamos que esta historia de amor no podía tener un final feliz. Y es que yo sé cómo eres y tú sabes cómo soy.

No puedo dedicarte otra despedida más sencilla. Esta carta supone el final que necesitaba. Con ello se muere todo un idioma. Palabras inventadas, dobles sentidos, miradas y gestos… Un idioma único que nos pertenecía y que ya nunca más se volverá a hablar. Algo maravillo y triste a la vez. Con el tiempo, nos encontraremos y nos saludaremos con fórmulas cordiales carentes de sentimientos… Hasta siempre, niña… Lo siento.

Comentarios

  1. dicen que querer es poder, a veces no se puede, aunque se intente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Otras veces, quizás, se podría intentar con más ahínco...

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MUERTE

DEMONIOS